miércoles, 19 de agosto de 2015

La cogida y la muerte

Federico García Lorca (1898-1936)

Siempre dije que Lorca fue un pintor de palabras que supo escribir de colores cuando el mundo era aún en blanco y negro, tal vez eso fue lo que le llevó a la muerte, esa maldita incomprensión de quienes pretenden que todos nos ajustemos a unos cánones y quienes salen fuera de esos márgenes son repudiados y en época de guerra fusilados, como fue el caso de Federico, no murió, lo mataron, pero quienes lo hicieron jamás habrían creído que con su muerte harían mucho más grande la figura del poeta.

Tras cumplirse el 79 aniversario de su fusilamiento, quiero compartir a modo de pequeño homenaje, mi poema favorito de Federico.

LA COGIDA Y LA MUERTE (Federico García Lorca)
Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías


  LA COGIDA Y LA MUERTE


A las cinco de la tarde. 

Eran las cinco en punto de la tarde. 

Un niño trajo la blanca sábana 

a las cinco de la tarde. 

Una espuerta de cal ya prevenida 

a las cinco de la tarde. 

Lo demás era muerte y sólo muerte 

a las cinco de la tarde.

El viento se llevó los algodones 
a las cinco de la tarde. 

Y el óxido sembró cristal y níquel 

a las cinco de la tarde. 

Ya luchan la paloma y el leopardo 

a las cinco de la tarde. 

Y un muslo con un asta desolada 

a las cinco de la tarde. 

Comenzaron los sones de bordón 

a las cinco de la tarde. 

Las campanas de arsénico y el humo 

a las cinco de la tarde. 

En las esquinas grupos de silencio 

a las cinco de la tarde. 

¡Y el toro solo corazón arriba! 

a las cinco de la tarde. 

Cuando el sudor de nieve fue llegando 

a las cinco de la tarde 

cuando la plaza se cubrió de yodo 

a las cinco de la tarde, 

la muerte puso huevos en la herida 

a las cinco de la tarde. 






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