lunes, 29 de junio de 2015

Tentaciones




Secretos olvidados y sueños dormidos
esperando el momento de salir del letargo.

Invisibles barrotes que encierran pasiones,
se abren, dejando evidencia de que en la noche negra,
cualquiera sucumbe y se hunde en el mar de las tentaciones.

Dulces labios de una boca que es mi credo,
corazón palpitante gritando en ausencia,
torrente de sangre que me lleva a ti.

Ritual de fuego, cánticos ancestrales,
metamorfosis del hombre,
instinto animal aullando en jadeos.

Arranca vestiduras concebidas a los pies de alguna duda,
da rienda suelta al hombre lobo que vive en tu mente
y deja que sea salvaje y  se alimente en mi.

Cuerpos desnudos vestidos de luna,
dentelladas hambrientas aplacando el deseo,
jirones de piel ardiendo de sed,
elixir de locura servido en copas de cuerpos.


¿Qué piensas?




¿Qué piensas?

En lo largas que son las noches  y lo cortas que son las tardes,
que me gusta despertar con una sonrisa y que lleve tu nombre.

Que no me gusta el café, pero lo sigo tomando cada mañana
porque su calor en los labios me recuerda a tus besos.

Que tomar un donuts de la paz  es la mejor manera de terminar una guerra
y que los mejores tratados son los que se rubrican con los labios.

Que quizás el cielo es azul porque ese es tu color favorito,
que en un mundo hay muchos mundos  y que uno de ellos, es solo nuestro.


Que me encanta que no tengas respuestas
porque así yo tengo millones de preguntas para seguir formulando.

Que me gusta que te gusten las cosas que me gustan
y que fabricar recuerdos se ha convertido en una maravillosa aventura.

Que sé que te quiero porque cada vez que pienso que matarte sería la única manera de que tu silencio estuviera justificado,
termino pensando que hacer el amor es la solución perfecta a la falta de palabras.

Que me encanta que mi ropa huela a ti y he descubierto que ese es mi perfume favorito.



¿Sabes?
 Me encanta que a veces no te expliques
porque quiero seguir sin entenderte  para siempre intentar comprenderte.



En eso pienso,  en ti, en mi, en todo, en nada…

jueves, 11 de junio de 2015

Entre las cosas que me llevo




Guardé tu voz entre las cosas que me llevé de ti
para así abrazarte sin verte y respirar de ti 
rompiendo el silencio del roce que se evaporó en mi piel;
no enciendas la luz, que no quiero ver que ya no estás.

Casi puedo sentirte en el momento de la espera,
en esos minutos de retraso en el reloj que se paró
 y al que no pienso darle cuerda.

Déjame garabatear en tu espalda un último poema,
enreda madrugadas entre las alas de este tiempo detenido
y quédate un segundo más,
aún no he tenido tiempo para despedirme del olvido.

Voy a cerrar los ojos para verte a ciegas tras el cristal,
dibujar a oscuras los perfiles de tu cara
y convocar las sombras que invaden esta estancia.

Voy a meter en la maleta un encuentro inesperado,
un sinsentido de recuerdos olvidados,
una lágrima y todas las sonrisas que volaron a tu lado.

Voy a dejar los zapatos en la puerta
para caminar descalza sobre las calles mojadas de tu alma,
porque hoy sabes diferente, hoy me sabes a calma.

En el ratito que estaré contigo  
soñaré despierta cuando salga el sol
y apagaré las luces para ver, a las tres de la mañana,
las estrella que habitan tu mirada.

Cállate no digas nada, que el hechizo de esta noche,
me ha regalado la luz de una nueva madrugada,
solo pido que me dure un poco más.

Mañana, al despertar ,de nuevo volveré a soñar
y cuando canten las sirenas esa canción con tu nombre,
yo llevaré tu voz entre mis cosas y así, sin miedo,
me estrellaré, una vez más, contra las rocas de tu orilla.



Carmen Cano.


Borrar febrero





BORRAR FEBRERO


Siento el viento helado de febrero
soplando en mis mejillas,
arrastrando arenas de desiertos
que escuecen en los ojos;
quizás este verano resulte muy invierno.

Bórrame febrero en junio,
borra también marzo y abril,
inventa un calendario sin recuerdos
con días que vuelen como vencejos
bajo un cielo siempre azul.

Reescribe primaveras con sabor a algodón de azúcar,
que no dejen el regusto amargo de la hiel en la memoria,
que sean un plácido paseo tomados de la mano por el tiempo
y no segundos varados, entre los juncos de una orilla,
en un río con el cauce seco.