viernes, 25 de abril de 2014

Esa




¿Quién es esa que me mira desde dentro del espejo?
Esa que tiene mi voz y mis ojos y mi pelo,
esa que yo no conozco pero que vive en mi cuerpo.

¿Quién es esa que se ríe de mi suerte,
que se apropia de mi vida,
que se adueña de mi gente?

¿Quién le dio permiso a esa para opacar mis sonrisas,
para regarme con lágrimas
los labios que antes besaban?

No, esa no soy yo.

A ti, usurpadora de vidas,
te condeno a la lenta muerta del silencio
de ser tan solo un reflejo.

Porque esa, esa que me mira desde dentro del espejo,
no es persona,
ni razón,
ni motivo,
esa, es la nada que alimenta un sinsentido.

Fantasma inanimado de los miedos y las dudas,
títere descabezado de un tiempo que ahora se esfuma,
porque ahora, ahora mando yo,
reina soberana sin corona y con espada
que renace de esperanzas,
se aprovisiona de fuerza
y se despierta a la lucha.

Carmen Cano.

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miércoles, 23 de abril de 2014

Desnuda



DESNUDA

Hoy voy a desnudarme poco a poco,
lentamente y solo para ti,
para que veas de nuevo
la mujer que se oculta en este cuerpo.

Dejo en evidencia mis defectos,
la torpeza de mis manos,
el error de mis palabras,
la locura de mis actos.

Desnudo de mis labios el carmín
para mostrarte mis besos,
limpios, puros, sinceros,
deseosos de cariño.

Quito despacito la coraza
que cubrió mi corazón,
para que veas las cicatrices
que perduran en mi alma,
y así, a pecho descubierto,
me entrego a ti.

Lentamente, ropajes y armaduras
caen el suelo,
con la última prenda,
me desprenderé del miedo,
ese miedo que me incita a esconderme,
a no mostrar lo que siento.

Aquí me tienes, desnuda, expuesta,
toma de mi lo que quieras,
haz mi corazón pedazos
o cúrame las heridas,
pero nunca, nunca olvides,
que me desnudé para ti,
porque pude ver lo que otros no veían,
y tú, ahora lo ves?



Carmen Cano.

Ámame en poesía



Al amparo de esta noche oscura,
hazme tuya,
ámame como no lo has hecho nunca.

Palpita en tus labios silente
el reclamo de mis besos ardientes,
cosquillea en tus dedos
el irrefrenable deseo
de perderse por siempre en mi cuerpo.

Ámame sin pausas,
derramando el amor en un lecho de rosas.

Hazme el amor en tus versos,
condéname a las espinas
de  pensar que te pierdo
y amanece despacio en mi cuerpo
amándome de nuevo.



 Carmen Cano.


Venus




Venus

Se apodera de mí  y me domina,
el impulso de encaminarme a tu cuerpo,
moldearte con la punta de mis dedos,
reconocer las líneas que perfilan tu silueta
y beber directamente de tu boca
el latir cadencioso que murmuran tus jadeos.

Mis labios ansiosos de beber del cáliz de los tuyos,
reclaman tu nombre como suyo,
y en un lenguaje de miradas sin palabras,
te invitan a descifrar el secreto
que se halla escondido en cada delicado movimiento.

Venus entregada a ti,
al placer que desciende en cálida vertiente
desde mi ser a tu ser.

Carmen Cano.


miércoles, 9 de abril de 2014

El poder de una palabra


                                                           

                                  




El poder de una palabra

Odio la palabra que duele y desangra,
la que mata en su ausencia
y acribilla al pronunciarla.

Odio la palabra enquistada entre tus labios,
la que duele, la que araña,
la que solo sabe al veneno del silencio.

Odio la palabra doliente,
la que humilla, la que abusa,
la que sin pensar se usa y encarcela a la gente
que no sabe utilizarla.

Odio la palabrería, los castillos en el aire,
los encantadores de serpientes,
vendedores de ilusiones...

Odio el silencio que grita en tu mirada
cuando faltan las palabras.

Porque la amo, amo intensamente a la palabra,
la que desliza por tu boca
cuando sabes acariciarla,
cuando la cargas de vida,
cuando se vuelve semilla
y no mata, ni ensucia, ni degrada, ni humilla...

Amo a la palabra cuando ama.




Olvidé olvidarte




Olvidé olvidarte.

Te pienso para olvidarme del dolor que estoy sintiendo,
para olvidarme de todo, para olvidarme del mundo,
para olvidarme del tiempo que ya sé que no fue nuestro.

Te pienso para aliviarme de esta presión en el pecho,
para aliviar el dolor, para aliviar el tormento
 y la falta de este aire que me impide respirarte.

Te pienso olvidando el diccionario, con toda su palabrería
y su absurdo significado,
para olvidar el sonido del eco martilleante de todas esas palabras
que sobrevuelan mi mente sin haberse pronunciado.

Olvidé olvidarte... y no fue por mi mala cabeza,
ni por ese millar de ideas que me rondan a deshora,
lo olvidé, porque no olvido que olvidarte es un castigo,
que duele más que el dolor que me desgarra por dentro,
ese, que tan solo alivia cada vez que te recuerdo.






miércoles, 2 de abril de 2014

Reflejada en tu mirada



REFLEJADA EN TU MIRADA.

¿Cómo acariciar tus manos, si yo no puedo tocarlas?
dime amor, ¿Cómo he de rozar tus labios
con los besos del silencio?
¿Cómo mirarte a los ojos
y que te hablen los míos?
Cómo amarte más que a nada,
si lo único que tengo es esta torpe distancia.

Te voy a amar en el tiempo
que desliza lentamente al compás de un segundero
que dibuja sobre el tiempo
un profundo sentimiento que no entiende
de prohibidos, ni de dudas, ni de miedos,
que solo entiende del tiempo
que con amor compartimos.

Te besaré cada noche bajo el hálito de un suspiro
que deslice entre tus labios,
cuando a la sombra de un sueño,
sueñes que sueñas conmigo.

Te acariciaré en el aire que juguetea a tu lado,
el que rozando tu rostro,
deja el sabor de mis labios en lo libre de su vuelo,
el que con cada caricia de roce de terciopelo,
te recuerda sin pensarlo,
que a la vuelta de otra esquina,
te está esperando otro soplo,
para acariciarte lento susurrando mis deseos.

Te miraré desde lejos,
con los ojitos cerrados como se miran los ciegos,
porque solo ellos ven los secretos
que se esconden en el alma
y el inmenso sentimiento que sentimos
cuando vemos sin mirarnos.

Así, amor mío, te amaré en cada palabra,
perfilando nuestra vida sobre una página en blanco,
los recodos del camino, los borrones
y hasta incluso los silencios de los miedos que me acechan
y cuando sienta ese miedo,
cuando no encuentre salida
o cuando crea que es imposible amarte de esta manera,
entonces, miraré en tus ojos para ver en tu mirada,
que a pesar de la distancia,

todo lo que puedo ver, es la mía reflejada.

Carmen Cano.

martes, 1 de abril de 2014

Se me olvidó aprender


Aprendí a vivir sin ti,
a que no me hicieras falta
y cuando ya te marchabas
necesité todas tus palabras.

Aprendí a no llamarte,
a saber que estaba sola,
a rellenar con silencio
mi vida y todas mis horas.

Aprendí a no buscarte
aunque estuviera perdida,
a vagar sola en la noche,
a inventarme mis sonrisas.

Aprendí a no soñarte,
a no verte, no llamarte,
a no abrazarte, no tenerte...

Pero amor,
lo que no aprendí, es a no necesitarte.

Carmen Cano.

Amor eterno




Dibujé el contorno de tus labios
en los rosados perfiles de un segundo,
en el contraluz de una caricia,
en la inmensidad de una gota de rocío.

Y mientras vagaba
en la negrura inerte de las horas,
esperé a que ese segundo se hiciera eterno,
tan eterno como este suelo,
tan eterno como el cielo o el infierno,
tan eterno como este amor que te tengo.

Firmé en mi silencio la firme decisión
de amarte eternamente,
sin entendimiento ni control,
más allá de este segundo,
más allá del tiempo que nos ata,
más allá de todo mundo.

Desperté cada día
perfilando en los azules
la adversidad del camino,
convencida de que en algún punto,
se encontraba mi destino.

Y en la eterna inmensidad
de aquella lágrima
que anunció que la sonrisa
nunca dura eternamente,
en juramento sin palabras

me juré amarte para siempre.


Carmen Cano.