RELATIVIZANDO
Tic, tac, tic, tac, tic, tac… el segundero marcaba implacable el tiempo de la espera, ¿cuántas
miradas furtivas caben en un segundo?, más de las que podía haber imaginado;
pero consultó de nuevo su reloj para comprobar que no había pasado el tiempo,
agitó la muñeca, como si con ello fuera a conseguir que las manecillas
avanzaran, miró de nuevo y entonces sonrió pensando en lo relativo del momento.
Mil guerras había librado con el tiempo, batallas perdidas
antes de empezar la partida y aún así, lo seguía haciendo.
¿Cuántos besos caben en un segundo? … pocos.
¿Y cuántas lágrimas?... demasiadas.
¿Cuántos suspiros?... depende.
¿Depende?, ¿qué clase de respuesta era esa?, siempre pasaba
lo mismo cuando intentaba temporizar emociones, por eso, tomó otro sorbo de
café, realmente nunca la había gustado, pero también se empeñaba en seguir
tomándolo.
¿Cuántas miradas?... las justas
Sí, esa sí era una buena respuesta, sonrió de nuevo y un
ruido inesperado la sacó de la corriente de sus pensamientos.
.-"Perdona, llego tarde, ¿llevas mucho tiempo
esperando?"
.- "Mucho, poco, un segundo, una vida…¿ qué más da?, lo
importante es que has llegado".
Ambos sonrieron y en un solo beso, sincronizaron sus
tiempos.
Carmen Cano.
14/01/15
Un segundo de la vida es suficiente para morir y para decir te quiero. Un segundo es en sí una vida y me encantaría seguir vivo... aunque sea un segundo.
ResponderEliminarBuena entrada... por unos segundos también fui feliz.
Gracias Carmen.
Un solo segundo cambia una vida...
EliminarDesde hace años, mantengo una extraña relación amor/odio con el tiempo, él no me deja yo no le olvido, eso me hace tenerle muy presente en todo lo que escribo y me lleva a pensar y valorarlo de una manera muy especial, a veces me encantaría controlarlo, hacer que avance o se detenga, pero en el fondo, estoy encantada de que me siga sorprendiendo a cada segundo.
Gracias Antonio.
Me encanta tenerte por aquí.
Besos!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar