Tengo un poema absurdo,
que anda rondando mi
mente,
que se cuela despacito entre los pliegues
de una memoria
obsoleta
cansada de recordar,
que quiere quedarse
dormida,
para empezar a olvidar
todos los convencionalismos,
que sin ser leyes escritas,
se empeñan en
recordar
todo aquello que está bien
y también lo que está mal.
Tengo un poema absurdo,
que lucha por escribirse,
entre renglones torcidos
de un cuaderno
deshojado,
torpes palabras que sueñan
con encontrarse en
tus labios
y que al pronunciarlas sepas
todo lo que estoy callando.
Tengo un poema absurdo,
que ni siquiera es poema,
son un montón de emociones,
desordenadas,
confusas,
saltarinas y
traviesas,
jugando a las
escondidas
cuando me ronda una idea.
Un abecedario inquieto
que uniendo todas las
letras,
deje de ser un secreto,
y todas muy bien formadas,
como en desfile marcial,
marchen una tras la otra,
ordenando este desorden
sin principio sin final.
Carmen Cano.
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