ENTRE PALABRAS
Quise escribir un poema pero me gritaron las letras que soy
una niña caprichosa que solo escribo cuando quiero, sin importarme la hora del
día, la estación del año ni mi estado de ánimo, por eso, me detuve a ver
palpitar el cursor;
pum pum, pum pum… pequeños latidos esperando una pregunta para
(tal vez), ofrecerme una respuesta.
Después de observar por más de un minuto, me atreví a
preguntar:
"¿Hoy no queréis contar nada?"
creo (o me pareció a mi), que aceleró el ritmo del latido.
"Vaya! (resonó en mi cabeza), por fin la señorita hace
gala de su buena educación y pregunta antes de escribir" pero ni una sola
palabra se tiñó de negro sobre la página blanca.
Creo que están molestas conmigo, dicen que soy una
consentida caprichosa, que no me ajusto a los cánones pero lo cierto es que me
dedico a sentir sin medidas y así es como dejo que fluyan, tan libres como
libres las concibo.
Supongo que están celosas porque aún no las hablé de ti,
porque no han podido perfilar tu boca en un verso, ni se han deleitado con el
sabor escrito de un beso, porque aún no saben cómo se siente una noche de amor
entre las sábanas blancas de un poema, ni han viajado hasta tu lado para
descifrar tus sueños.
No hay quien entienda a las letras, cuando escribo lo que
quisiera sentir se molestan porque escribo y no siento, pero si no escribo se
molestan porque siento sin escribir… yo debería estar molesta con ellas porque
me usan para amoldarse a ti, para abrazarte y no soltarte, para tenerte entre
palabras que en un misterio crean un universo de sueños, ellas dicen que se
llama poesía, yo las increpo diciendo que no, que es un sentimiento hecho
palabra porque no solo de sueños vive el hombre… creo que nunca nos pondremos
de acuerdo.
Y ahora que ellas quieren, no sé si quiero yo
Te quiero (así quieren que empiece este poema), creo que es
un poco cursi, pero veremos qué me cuentan:
Te quiero sin saber aún si existes…
Como la noche quiere a la mañana
aunque no compartan cama,
como quiere un pez al agua,
como la luna a la noche.
Como el aire a esa ventana que se abre
o a la puerta que se cierra
porque así se siente fuerte.
Como quiere el que no tiene
y por eso lo da todo;
porque no le pertenece.
Te quiero porque te quiero…
Porque has llenado espacios
que nunca estaban vacíos
pero ahora están completos.
Porque sin pensar te pienso,
porque faltan las palabras
para expresar lo que siento.
No… así no va bien, demasiado obvio, demasiado simple,
demasiado tierno, demasiado común.
¿Por qué siempre nos gusta complicarnos y llenar de
metáforas lo que es sencillo?
¿Por qué nos escondemos tras palabras que no dicen lo que
quisieran decir e intentamos que alguien descifre jeroglíficos?
¿Por qué cuando pienso que te quiero sólo se me ocurre decir
que te quiero?
Tal vez la respuesta a todas las preguntas es tan sencilla
como decir que nos gusta complicarnos.
Pues ya está, hoy ya
no quiero escribir porque llevo exactamente 532 palabras (ahora 535) para decir
simplemente:
TE QUIERO.
Carmen Cano
04/04/16
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