En la sala, cara a cara, el Amor y la Mentira, como testigo
el Pasado, como defensa el Presente
y de acusación la Duda.
El tribunal lo componen magistrados de Silencio que
sentencian y no juzgan.
Comienza la acusación interrogando al amor:
"¿Cuántas veces? ¿Cuántas faltas?... y de excusas, ¿cómo
ha ido?
¿Recuerda aquella mañana, o la tarde de otro día…
o quizás, tal vez recuerde esa noche que no vino?"
El Amor guarda silencio, no porque no quiera hablar,
sino porque tiene un nudo en la garganta que le impide
respirar.
"Protesto!"…- grita el fiscal-, "creo que debe argumentarse ante este
tribunal
si las dudas del amor guardan su base fundada en lugar de
interrogar
dando que si fuera cierto que dudaba por dudar"
Se miran los magistrados y ninguno dice nada,
asienten con la cabeza admitiendo la protesta.
Turno es de la defensa:- "no es cierto, Sr. Amor, que
creyó con su fe ciega
estar haciendo lo mejor aunque aquello le doliera?"-
El Amor guardó un suspiro y antes de comenzar, miró fijo a
la Mentira
"No te acuso de matarme poco a poco, ni de acabar con
mis risas, con esas maripositas de las que hablan los locos, no te acuso de
utilizar a tu ego para acallar tu conciencia, ni de mentirte a ti misma, porque
en esta mentira, los dos salimos perdiendo, yo, porque ahora ya no sé si el
amor es de mentira o la mentira es de amor, tú, porque de los dos, tú fuiste la
más mentida, no hubo nadie que obligara a la mentira a mentir, a fingir lo que no
era, a acabar con mi fe. No te acuso, créeme, ni te juzgo, para eso está algún
juez y en las mentiras de amor, no existe más juez que el tiempo y ese no lo
dicto yo"
Amor clavó la mirada, Mentira bajó la vista.
Se llamó al primer testigo y juró decir verdad, pero de
todos es sabido que la verdad es tan relativa como lo es el color del cristal
con que se mira.
Defensa y acusación se quedaron sin preguntas, la Duda
porque el Pasado le generaba más dudas, Presente porque era un tiempo que solo
quería avanzar y aquel testigo en pasado siempre volvía hacia atrás.
Si alguien quiere decir algo, ahora será el momento, porque
lo que no se diga, lo juzgaran los Silencios.
Se levantó la Mentira -"Señoría, yo quisiera…"- y
no pudo decir más.
Alguien se preguntará dónde quedó la Verdad, quizás fue en
la voluntad de Amor por no dejar que Mentira lo matara o tal vez no haya verdad
y la única verdad es que amores y mentiras comparten la misma cama, pero ante
un tribunal y sentados cara a cara, siempre ambos perderán.
Si el amor es de verdad, no sentencia ni condena, no juzga
ni impone penas, siempre sabrá perdonar, quizás un día Mentira sepa decir la
Verdad. Si Mentira se arrepiente no buscará absolución, ni declarará mentiras
para obtener su perdón, sabrá volver al Amor, a curarle las heridas, hará que
nazcan sonrisas en todo lo que destruyó.
Como alegato final no hubo ni una palabra, se miraron a los
ojos y solo hablaron sus lágrimas.
Al Amor y a la Mentira los juzgaron los Silencios, ambos
cumplieron su pena, el Amor lloró mentiras, Mentira murió de amor… lo que
después pasaría, eso no lo sabe nadie, solo lo sabe el Futuro y a ese nadie lo
citó.
Carmen Cano.
20/02/15
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