La señora de esa esquina
Va arrastrando cada noche sus tacones ya cansados,
en su bolso los reproches de una sociedad que juzga,
etiqueta y discrimina.
Rojo carmín en los labios de sus besos de mentiras,
y palabritas muy dulces disfrazando su rutina.
La señora de la esquina, juguete roto,
en el día una mujer, en la noche un pasatiempo,
un objeto que se vende al poderoso dinero.
¿Cuántas manos han pasado insaciables por tu cuerpo?
¿Cuántas cicatrices quedan de los golpes que te dio el
tiempo?
¿Cuántas lágrimas guardaste bajo la sombra del miedo?
Treinta monedas de plata pagaron una traición
¿por cuánto te vendes tú?
No te engañes, no se vende lo que no puede comprarse.
La mujer que haya juzgado tu oficio de fácil e indecoroso
que hoy se calce tus zapatos, que lleve tu bolso al hombro
y parada en esa esquina aguante con una sonrisa
las miradas que acribillan, los insultos e improperios
y sobre todo que aguante, como alguien la esclaviza
para que alquile su cuerpo.
Carmen Cano
Muy bueno Carmen !!! Un saludo.
ResponderEliminarEs un tema delicado, pero yo creo que es una forma de esclavitud y deberíamos pensar antes de criticar.
EliminarGracias Carlos.
Saludos!!