Qué sola queda la cama cuando
ya no queda nada.
Despojada de suspiros y caricias enredadas entre sábanas,
tan solo el fino terciopelo del polvo del tiempo,
abrigando algún que otro perdido recuerdo...
Que sola... que sola queda la cama cuando ya no queda nada.
Amanecidas madrugas arrancadas de los sueños,
lunas heridas en lágrimas de plata desangradas,
cuerpos mudos sin jadeos
y ese frío que los hace prisioneros del más terrible silencio.
Que sola queda la cama sin madrugadas robadas.
Almohadas que entre plumas ya no amanecen deseos,
caricias que olvidaron el camino de otro cuerpo,
bocas sedientas de besos...
Que sola queda la cama cuando la pasión se acaba...
Despojada de suspiros y caricias enredadas entre sábanas,
tan solo el fino terciopelo del polvo del tiempo,
abrigando algún que otro perdido recuerdo...
Que sola... que sola queda la cama cuando ya no queda nada.
Amanecidas madrugas arrancadas de los sueños,
lunas heridas en lágrimas de plata desangradas,
cuerpos mudos sin jadeos
y ese frío que los hace prisioneros del más terrible silencio.
Que sola queda la cama sin madrugadas robadas.
Almohadas que entre plumas ya no amanecen deseos,
caricias que olvidaron el camino de otro cuerpo,
bocas sedientas de besos...
Que sola queda la cama cuando la pasión se acaba...
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