Aprendí a vivir sin ti,
a que no me hicieras falta
y cuando ya te marchabas
y cuando ya te marchabas
necesité todas tus palabras.
Aprendí a no llamarte,
a saber que estaba sola,
a rellenar con silencio
mi vida y todas mis horas.
Aprendí a no buscarte
aunque estuviera perdida,
a vagar sola en la noche,
a inventarme mis sonrisas.
Aprendí a no soñarte,
a no verte, no llamarte,
a no abrazarte, no tenerte...
Pero amor,
lo que no aprendí, es a no necesitarte.
Carmen Cano.
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