La musa
Como quien
guarda un tesoro,
ella lo
guardaba todo,
las
palabras, las sonrisas,
las miradas,
los momentos…
Hizo un
mundo imaginario,
pintado con
ilusiones,
en el cual
iba mezclando
los sueños y
realidades.
Hizo un
libro de recortes
de palabras
entregadas,
y jugando a
acariciarlas,
así pasaba
sus horas.
Lágrimas por
las que duelen
corrían por
sus mejillas,
ternura,
pasión, entrega…
cuando en
palabras sencillas,
su amor le
iba relatando,
lo que por
ella sentía.
Gastó las
horas del día,
sus noches y
madrugadas,
acariciando
las letras,
sola en su
soledad.
Hasta que
sin darse cuenta,
ella se
volvió palabra.
Y así se
elevó en el cielo,
viajando de
boca en boca.
Y fue
palabra de aliento,
de reproche,
de consuelo…
pero siempre
estaba sola.
Detrás de
una ventana,
alumbrado
por la luna,
un poeta
maldecía
por no
encontrar las palabras,
pues ya
perdió la cordura,,
la ilusión,
su inspiración…
En la pluma
del poeta,
fue palabra
y fue mujer.
Fue verso de
amor sincero,
beso que
lanzado al viento,
expresaba
con palabras
que el amor
no muere nunca
y da igual
que sea palabra,
o que sea
tan solo un gesto.
Carmen Cano.
TAS
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