viernes, 8 de noviembre de 2013

Los días grises

Aquellos días pasaron como ese libro que lees demasiado rápido y al intentar recordarlo, descubres, que tan solo ha quedado en la memoria la sombra de un borrón y cientos de páginas en blanco,  " que pérdida de tiempo" te dices, pero bien sabes, que no es así, porque esas horas que estuviste sumida en él, te alejaron de la torpeza de adivinar que los días grises anidan en el alma.

Pasa la vorágine y es como una operación a corazón abierto sin anestesia, todo te cae de golpe, las tormentas de palabras centelleando en cada rincón de la mente y deseas sumergirte de nuevo en ese libro y que el recuerdo te evite recordarlo.

Así son los días grises, noches eternas a medio camino entre el sueño y la consciencia, ser sin estar, estar sin ser, sin siquiera poder adivinar en qué punto tu alma te abandonó dejándote a la deriva de la vida.

De repente, una sacudida mueve tus cimientos "es tiempo de secar al sol miles de lágrimas vertidas", dijo el poeta. 
Algo en tu interior se rebela, el vuelo de una pluma te acaricia, sacando así tu alma del letargo... Y amanece.


Carmen Cano.




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