miércoles, 7 de mayo de 2014

Muriendo en silencio



Estoy cansada de morirme siempre
escuchando al silencio repetir un nombre,
perdida en un tiempo que está por venir,
sellando mis labios,
gritando "locura" con besos furtivos.

Convertir la evidencia en misterio,
tratando de adivinar el jeroglífico
que dibujan tus dedos,
cuando en lejanas caricias
dibujan mi cuerpo.

Dudas ciegas, sordos miedos,
pieles mudas que olvidaron
el idioma de los labios.

Si me nombras no te entiendo,
si me callas desespero.

Vuelve a despertar mi cuerpo
con los gritos de tus besos,
con las ansias del silencio,
con las palabras no pronunciadas,
esas que solo yo entiendo.


Hacer eterno el momento en que tus labios
 deshielan mi invierno,
que lenguas de cuerpos que hablan,
llenen de vida el silencio
 y latiendo al unísono despertar a este sueño.

No soy nada si me faltas,
el sonido inexistente de una caricia se ha vuelto latido,
impregnado del dulce aroma de un silencio perdido.

No dejes, amor, que siga muriendo,
en la lenta muerte del olvido de un recuerdo,
en la inexistencia de la certeza,
en la pregunta perpetua.

No apagues la llama que arde en deseo
de incendiar tu horizonte,
de arder en tu fuego,
de quemarse siempre muriendo en un beso,
no dejes, mi amor, que este amor se muera silencio.


Carmen Cano.


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