jueves, 2 de enero de 2014

Se ausenta la luna


Apagué mi desengaño en letras vacías,
palabras que hieren pero que no se sienten,
pedazos de cristales rotos usé para brindar,
dando la bienvenida a la melancolía.

Llené mi copa para saciar mi sed bebiendo en soledad,
porque hay palabras que duelen
y silencios hechos solo para matar.

Caminé despacio poniendo
en perspectiva toda esta oscuridad
y sin darme cuenta cerré los ojos
para verte de nuevo tan solo una vez más.

Lloré de amargura y se apagó mi voz tan solo al recordar
lo lejos que quedó aquello que me hacía soñar.

Y me vestí de luna otra noche más
e iluminé tus sueños para que no estuvieras solo,
para que no sintieras lo fría que es la noche cuando el amor se va,

Y te envolví en suspiros
 y te colmé de besos de esos que no se dan
y me bebí de un trago toda la soledad.


Estaré un poco ausente más no te dejaré,
tan sólo es que mi luz ya no podrá brillar
hasta que de nuevo las fuerzas me hagan renacer,
 y con cuarto creciente renaciendo otra vez,

visitaré tus noches y te amaré de nuevo aunque no pueda ser.

4 comentarios:

  1. No toda ausencia es olvido... bello poema

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  2. Gracias por tu comentario.
    La ausencia, casi nunca es olvido, más bien todo lo contrario.

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  3. la parte más difícil es la de amar de lejos, por eso se necesita renovar las fuerzas.
    bellísimo su escrito

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    1. Pues sí, cuando el amor parece imposible, es cuándo realmente es más fuerte, porque se lucha contra todo con tal de hacerlo tangible y real.

      Gracias

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