Apagué mi desengaño en letras
vacías,
palabras que hieren pero que no se
sienten,
pedazos de cristales rotos usé
para brindar,
dando la bienvenida a la
melancolía.
Llené mi copa para saciar mi sed bebiendo en soledad,
porque hay palabras que duelen
y silencios hechos solo para
matar.
Caminé despacio poniendo
en perspectiva toda esta oscuridad
y sin darme cuenta cerré los ojos
para verte de nuevo tan solo una
vez más.
Lloré de amargura y se apagó mi voz tan solo al recordar
lo lejos que quedó aquello que me
hacía soñar.
Y me vestí de luna otra noche más
e iluminé tus sueños para que no
estuvieras solo,
para que no sintieras lo fría que
es la noche cuando el amor se va,
Y te envolví en suspiros
y te colmé de besos de esos que no se dan
y me bebí de un trago toda la
soledad.
Estaré un poco ausente más no te dejaré,
tan sólo es que mi luz ya no podrá
brillar
hasta que de nuevo las fuerzas me
hagan renacer,
y con cuarto creciente renaciendo otra vez,
visitaré tus noches y te amaré de
nuevo aunque no pueda ser.
No toda ausencia es olvido... bello poema
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
ResponderEliminarLa ausencia, casi nunca es olvido, más bien todo lo contrario.
la parte más difícil es la de amar de lejos, por eso se necesita renovar las fuerzas.
ResponderEliminarbellísimo su escrito
Pues sí, cuando el amor parece imposible, es cuándo realmente es más fuerte, porque se lucha contra todo con tal de hacerlo tangible y real.
EliminarGracias