SOL DE MEDIA NOCHE
Deseo vivir en tu cuerpo,
llenando de lunas tu
piel de canela,
detener el tiempo,
y bajo este cielo plagado de estrellas,
dejar volar mi noche, reposando en ti.
Sembrar con mis besos un mundo de sueños,
y que entre tus brazos, al cerrar mis ojos,
no haya noche negra,
tan solo tu piel que
entibie mi piel.
Devorar segundos en que nos amamos,
como locas fieras que se han olvidado,
que existe un mañana, y que es infinito.
Quedarme dormida mientras que me miras,
y sentirme tuya, cobijada en ti.
Sentir que tocar el
cielo no es una ilusión,
porque en esta noche que parece eterna,
un latido intenso me ha recordado,
que a medianoche, también brilla el sol.
Sentir y tocar el cielo no es una ilusión, ni el que dos almas viajen de aquí para allá adentrándose en dos cuerpos que se encuentren muy lejos. Que una mujer que pasa el día entre miles y miles de números o entre llamadas de trabajo y de amistades, un día se de cuenta de que pasó por allí cerca alguien que fue para si mismo alguien más, pero para ella fue una luz que surge en un imposible o más bien en un improbable y para él que existía solamente ella se torna una buena razón para recuperar los sueños, una luz proyectada... No hay luz sin sombras, las sombras surgen al amparo de las cosas iluminadas. Así la luz siempre conlleva sus sombras, pero sombras refrescantes y no lúgubres resquicios de soledad y tristeza. Perdona, me entusiasmé demasiado y no es para menos. Este poema es muy muy hermoso. Gracias por compartirlo.Besos !!
ResponderEliminarGracias Joel, es un placer tenerte por aquí, me alegro de que te haya gustado.
ResponderEliminarBesos!!
Muy bonito Carmen! Los segundos esos que se deboran, no son los únicos que lo hacen, eso seguro! jejeje, besos
ResponderEliminarLa noche brinda el escenario perfecto para que el hambre campe a sus anchas y alimentarse así en cuerpos, deseos y sueños...
EliminarGracias Sandro.
Besos!!